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#2 Semana 18/06/2022 - Teoría de la empatía con nuestro "yo" en diferente estado hormonal.
Esta semana no quiero alargarme mucho. Así que comentaré esta idea para dejarla por escrito, ya que la hemos hablado con varios amigos últimamente
Teoría de la empatía con nuestro “yo” en diferente estado hormonal.
Es una teoría a la que le estoy dando muchas vueltas últimamente. Comentaba en un tweet de Samuel Gil la semana pasada las bases de la idea.
La idea es la siguiente.
Creo que muchos de los problemas y conflictos que ocurren surgen de tomar decisiones que implican a otra persona sin consultarla y sin empatizar con ella. Esa persona es nuestro yo del futuro.
Cuanto tomamos decisiones y nos comprometemos a ciertas acciones, lo hacemos en un entorno hormonal que puede estar influenciado por estar descansados, entusiasmados, relajados, sin estrés….
Sin embargo, es posible que la persona (nuestro “yo” del futuro) que tenga que cumplir con esos compromisos sea diferente al “yo” que tomó la decisión. Es posible que la otra persona esté cansada, estresada o con sueño. Es posible que la persona implicada se enfade con la persona que tomó la decisión y se arrepienta de la decisión tomada.
¿Por qué no pensé (Por qué mi “yo” del pasado no pensó….) que iba a dormir poco y estar cansado? ¿Por qué bebí esas copas de más….? ¿Por qué me comporté de esa manera….?
¿Por qué nos cuesta tanto empatizar con nuestro yo en diferente estado hormonal? ¿Por qué cuando estamos cansados, con sueño o estresados nos cuesta incluso recordar y sentir cómo es el estado hormonal sin cortisol, melatonina, inflamación, insulina alta….? ¿Por qué al tomar decisiones lo hacemos desde el punto de vista del “yo” presente y no de cómo estará nuestro “yo” futuro?
Creo que es un ejercicio interesante empatizar con nuestro yo del futuro y tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones. De esta forma empatizaremos y entenderemos la influencia de las hormonas y de ciertos contextos a la hora de comportarnos y afrontar diferentes situaciones.
Y al igual que nos cuesta empatizar con nosotros mismos en diferente estado hormonal, también nos cuesta empatizar con otras personas, que ya de por sí, son diferentes, pero que además pueden acentuar sus diferencias por diferentes estados hormonales.
¿Se parecen más dos personas descansadas, relajadas y serenas con valores diferentes? ¿O se parecen más dos personas con los mismos valores y entornos hormonales totalmente opuestos?
El máximo exponente de esta idea lo encuentro en personas que toman decisiones que implican a un “yo” futuro en un estado hormonal en el que nunca ha estado previamente. Por lo tanto es aún más difícil empatizar. Se me ocurren madres primerizas que aceptan gestación subrogada. ¿Cómo se sentirán con su “yo” del pasado en el momento de tener al bebé? ¿Debería legislarse esta situación y otras en base a la experiencia previa en contextos hormonales vividos?
Pienso que esta teoría es una reflexión interesante y que empatizar con nuestro yo en diferente estado hormonal, nos puede servir para mejorar nuestro autoconocimiento, relación interna, relaciones sociales y lograr mayor serenidad y comprensión del Sapiens en general.
Os dejo algunas preguntas para que reflexionéis.
¿Deberíamos intentar siempre estar en un entorno hormonal “buscado y definido” para empatizar mejor? ¿Para tomar mejores decisiones? ¿Qué entorno hormonal es el mejor para trabajar, leer, no lesionarme, disfrutar de actividades, estudiar, estar con tu pareja/familia/hijos? ¿Qué hormonas son las que más afectan a nuestro estado de ánimo o energía percibida? ¿Cómo puedo controlar cortisol, insulina, melatonina, adrenalina, testosterona…. para tenerlas en los niveles que busco? ¿Cómo afectan la alimentación, el deporte, descanso, estrés, meditación y relaciones sociales en buscar el entorno hormonal adecuado?
Bonus point a desarrollar en próximas entregas: Al ser preguntados acerca de la posibilidad de la inmortalidad o la “autoevolución”, muchos “Sapiens” contestan que no querrían, que no tiene sentido o incluso que no debería permitirse. En esas ocasiones suelo pensar: Al igual que los perros no tienen capacidad siquiera de atisbar lo que hablamos o entender nuestras intenciones más profundas, ¿Cómo podemos nosotros pretender empatizar con transhumanos autoevolucionados en otra superespecie que no sólo tendrá una capacidad cognitiva diferente, una genética diferente y por supuesto un entorno hormonal diferente?
Un saludo y hasta la semana que viene.